En un discurso pronunciado el 16 de agosto de 2024, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, abordó el tema de la regulación de la inteligencia artificial (IA). Durante la discusión subrayó la importancia de una regulación global para manejar sus implicaciones ambientales y sociales.
Petro argumentó la necesidad de regular el capital, especialmente en el contexto de la IA, como algo crucial para evitar impactos negativos en el medio ambiente. Según su visión, el aumento de la productividad impulsado por la IA puede llevar a un mayor consumo de energía, y si esta energía proviene de fuentes fósiles como petróleo, carbón y gas, puede agravar la crisis climática. Petro advirtió que, sin una regulación adecuada, el uso intensivo de IA podría acelerar el calentamiento global y poner en riesgo la vida en el planeta.
Asimismo declaró, «si la inteligencia artificial no se produce a través de energías limpias, destruirá a la humanidad«. En este sentido, el presidente colombiano aboga por una descarbonización acelerada de la economía y un control regulatorio riguroso sobre cómo la tecnología se desarrolla y utiliza.
La regulación del capital, según Petro, debe asegurar que la IA no solo cumpla con estándares de productividad, sino también con normas ambientales para mitigar su impacto ecológico. La premisa central de su argumento sostiene que la búsqueda de ganancias a través de la IA no debe sacrificar la salud del planeta.
De manera contrastante, Mo Gawdat, en su libro «La Inteligencia que asusta«, publicado en junio de 2024, presenta una perspectiva distinta sobre la regulación de la IA, aunque desde la visión del autor del libro lo muestra como «controlar». Gawdat sostiene que controlar esta tecnología es un desafío considerable debido a su naturaleza dinámica y en constante evolución. Según Gawdat, la rapidez con la cual avanza la IA y la dificultad para prever sus futuros desarrollos generan una paradoja en el control. El autor afirma, no se pueden tener todas las certezas sobre esta tecnología para hacerla funcionar y lanzarla al mercado.
Sobre el control, Gawdat argumenta, esto genera incertidumbre para conducir eficazmente una tecnología hacia su evolución. La falta de previsibilidad del impacto de la IA en la sociedad y la economía a largo plazo puede hacer que las regulaciones sean insuficientes o inadecuadas para manejar los desafíos emergentes.
La comparación entre las perspectivas de Petro y Gawdat revela dos enfoques y una premisa. Mientras Petro enfatiza la necesidad de una regulación estricta, justificando así la protección del medio ambiente, Gawdat destaca las dificultades inherentes al control. El mandatario colombiano asume que la IA no es tan inteligente como para saber resolver la problemática del consumo de energía y lo mejor para su propia subsistencia. Allí es donde Gustavo Petro mezcla la ideología política con tecnología, al inferir que vía una regulación (control), todo irá bien y la humanidad se salvará de la extinsión.
Frente al panorama actual, el exdirector ejecutivo de Google, explica que la dicotomía entre control y autonomía de la IA continuará siendo un tema central en el debate sobre su futuro. A la luz del libro «La inteligencia que asusta», el abordaje político de Gustavo Petro sobre la IA carece de visión técnica, capacidad tecnológica, experiencia y entorno propicio para su desarrollo y evolución.
NotiPress/Hannah Cubells