El síndrome cardiovascular-renal-metabólico (CRM) es una condición de salud recientemente formalizada, engloba la interacción entre enfermedades cardíacas, renales y metabólicas, como la obesidad y la diabetes tipo 2. Estos padecimientos, aunque suelen considerarse de manera separada, están profundamente interrelacionados y afectan de forma conjunta al organismo. La Asociación Americana del Corazón (AHA) reconoció esta interconexión, destacando la necesidad de abordar estos problemas de salud de manera integral, para mejorar tanto la prevención y el tratamiento.
Asimismo, el doctor Sadeer Al-Kindi, cardiólogo preventivo del Hospital Houston Methodist, explicó para NotiPress, el cuerpo humano funciona como un sistema interrelacionado. Los problemas en un órgano pueden desencadenar complicaciones en otros. Por ejemplo, el corazón bombea sangre a todos los órganos, mientras los riñones filtran esa sangre.
Si uno de estos órganos falla, inevitablemente pondrá en riesgo el funcionamiento del otro. Además, afecciones comunes como la hipertensión y el aumento del azúcar en sangre pueden afectar tanto al corazón y los riñones. Esta relación es tan estrecha que cualquier daño en uno de estos sistemas tiene repercusiones inmediatas en el otro. El síndrome de CRM engloba no solo las enfermedades cardíacas y renales, sino también los trastornos metabólicos como la obesidad y la diabetes tipo 2.
Dichas afecciones están tan vinculadas que la AH decidió formalizarlas bajo esta nueva categoría. Ante ello, el doctor Al-Kindi destacó la relevancia de este enfoque, y permite una visión más estructurada y holística del tratamiento y la prevención. El síndrome no solo aumenta el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares, sino también afecta a otros órganos, como el hígado y el cerebro, lo que amplía el alcance de sus complicaciones.
La AHA clasificó el síndrome de CRM en cinco etapas, desde la ausencia de factores de riesgo (etapa 0) hasta la presencia de enfermedades graves, como la cardiopatía en personas con diabetes tipo 2, obesidad o enfermedad renal crónica (etapa 4). Estas etapas permiten a los médicos identificar y tratar de manera más eficiente el síndrome, desde su aparición en personas con obesidad abdominal o prediabetes, hasta los casos más avanzados. El objetivo es intervenir lo antes posible para evitar el avance hacia las etapas más graves.
Por otro lado, el tratamiento del síndrome de CRM requiere un enfoque interdisciplinario donde involucra a especialistas en cardiología, nefrología y endocrinología. Sin embargo, Al-Kindi destacó no solo los médicos son parte de la solución. Se necesita también la participación de la comunidad, cambios en políticas de salud y apoyo psicológico para reducir la prevalencia de este síndrome. Prevenir el síndrome de CRM es posible mediante cambios en el estilo de vida.
Finalmente, la AHA desarrolló un conjunto de hábitos conocidos como los «Life’s Essential 8», incluyen una dieta saludable, ejercicio regular, evitar el tabaquismo, mantener un peso adecuado, controlar el colesterol, la presión arterial y el azúcar en sangre, y garantizar un buen descanso. Estos factores, según el doctor Al-Kindi, contribuyen a prevenir el CRM y mejoran la calidad de vida y promueven un envejecimiento saludable.
NotiPress/Noelia Acuña